La causa más frecuente que da lugar a que la encía enferme son las bacterias. En la boca existen más de 300 tipos diferentes de bacterias y muchas de ellas son potencialmente lesivas para el periodonto. Las bacterias que habitan en la boca se depositan sobre la superficie de los dientes y en el surco gingival, constituyendo la placa bacteriana.

Cuando las bacterias crecen sobrepasando un cierto nivel, son capaces de producir lesiones en los tejidos periodontales. La gravedad de las lesiones producidas por las bacterias en el periodonto depende de la susceptivilidad individual que es una característica genéticamente determinada.

 

El elemento fundamental para padecer enfermedad periodontal e la predisposición individual y esta viene condicionada genéticamente. Es un error pensar que sólo la predisposición genética es suficiente para padecer periodontitis, se necesita presencia de bacterias.

Con frecuencia las personas que padecen periodontitis, sobre todo las de formas más severas, encuentran afectados entre sus padres o hermanos, lo que habla del carácter familiar-hereditario. El hecho de ser tan frecuentes, muchas veces quita peso a este elemento, para ser consideradas como coincidencia familiar debida a la alta incidencia.

Por lo tanto, y considerando que hoy en día poco podemos hacer por modificar la predisposición genética, la forma de prevenir y tratar las periodontitis es el control de la placa bacteriana.

 

La enfermedad de la encía raramente aparece en los niños, aunque en el caso de hacerlo son formas muy severas que amenazan de forma muy seria la dentición, e incluso a veces, la salud del niño.

Las formas más frecuentes aparecen en adultos, empezando sus primeras manifestaciones a edades en torno a los 35 años. Cuanto más joven sea la persona en el momento de aparecer, más severa será la periodontitis y más cuidados necesitará.

 

Los síntomas son el sangrado espontáneo o con el cepillado, la aparición de pus en la encía, mal sabor o olor de boca, enrojecimiento, retracción, cambio de posición de los dientes, sensibilidad térmica, dolor o incluso movilidad.

El diagnóstico de certeza sólo lo puede realizar el dentista por lo que en caso de presentar algunas de estas circunstancias deberá consultar con él para que valore la situación y le aconseje como actuar.

 

El signo que precozmente nos avisa de la existencia de problemas es el sangrado espontáneo o al cepillado. Una encía que sangra puede presentar una gingivitis (problema leve) o periodontitis (problema grave), la diferencia entra ambas situaciones requiere una valoración por parte del dentista.

En ocasiones aparece una tendencia aumentada al sangrado de encía como en ciertos momentos de la vida de la mujer, relacionados con cambios hormonales, como los embarazos y la menopausia.

 

Normalmente los dientes no se mueven. Sólo en circunstancias especiales puede aparecer una cierta movilidad considerada normal y que desaparece posteriormente, como en los tratamientos de ortodoncia. La enfermedad periodontal no es la única causa de movilidad dental, pero sí la más frecuente. En este caso es un signo muy tardío y cuando aparece refleja una situación terminl con tratamientos más complejos y resultados terapéuticos peores.

La movilidad refleja que en torno al diente se ha perdido soporte o anclaje al hueso maxilar y es tanto mayor cuanto más avanzada está la enfermedad.

Otras circunstancias en que la movilidad se incrementa se asocian a las fuerzas ejercidas sobre los dientes con una intensidad y dirección inadecuadas, pero en estos casos se necesita un tratamiento diferente.

 

No. El cepillado no alcanza los espacios interdentarios y para mantener estas zonas libres de bacterias se necesita usar la seda o hilo dental. Aunque aprender a utilizar correctamente la seda dental es algo complejo al principio, con un poco de paciencia se consigue alcinazar una destreza suficinete y aplicarla correctamene en toda la boca, en tan sólo unos minutos.

Si después de aplicar la seda la huele, comprobará que desprende mal olor lo que es reflejo de las bacterias y la alteración que producen en su encía. Este olor será peor cuanto más tiempo haya pasado sin aplicarla en la zona.

 

La enfermedad periodontal es una infección producida por bacterias y como tal puede contagiarse. Estudios de investigación recientes han demostrado que personas que conviven durante años con un paciente periodontal tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad. Los familiares más suceptibles serían los hijos y las parejas estables y el vehículo de trasmisión la saliva.

La forma de contagio es el beso pero de entrada no se recomienda cambiar ningún hábito de relación aunque si usted padece esta enfermedad conviene que aconseje a sus familiares realizar una sencilla revisión con el dentista para descartar la afectación.

 

Existen pruebas que se pueden realizar en individuos sanos y que nos indican si tienen mayor riesgo de padecer enfermedad en el futuro.

Estas pruebas se basan en la detección de la alteración genética de una sustancia llamada Interleuquina y se realizan en sangre o la saliva. Las personas que tienen esta alteración, presentan una predisposión mayor a la enfermedad periodotal que el futuro que las que no la presentan. Es posible que en los próximos años vayan apareciendo más sistemas parecidos que cada vez aportarán mayor posibilidad de detección precoz de estos problemas.

Son análisis algo costosos, disponibles desde fechas muy recientes pero que le permitirán, sí usted padece enfermedad periodontal, detectar en sus hijos la predisposición a padecerla, para de esta forma aplicar en ellos protocolos preventivos de forma precoz.

 

El tratamiento va dirigido a eliminar las bacterias produtoras de la enfermedad, corregir los factores que le hacen más suceptible a las mismas como el tabaco y ciertas alteraciones dentarias como las malposiciones, por último es necesario crear las condiciones par aque la enfermedad se pueda manterner controlada a largo plazo.

En el caso de la gingivitis es suficiente una mejora de la higiene oral y la profilaxis periodontales que son actuaciones preventivas rápidas, sencillas y nada molestas.

En las periodontis, en primer lugar se realiza un detenido estudio periodotal clínico y radiológico, para valorar la situación en el momento de empezar. En ocasiones se hace necesaria la utilización de pruebas complementarias.

La fase básica del tratamiento va dirigida a eliminar las bacterias de la bolsa periodontal y se conoce como raspado. Cuando la bolsa periodontal es profunda habitualmente no se consigue un buen control de la infección en la misma por lo que se hace necesaria la cirugía periodontal.

 

El tratamiento consigue detener la enfermedad periodontal de forma indefinida con el consiguiente mantenimiento de los dientes. En la práctica esto se puede entender como curación, con el matiz de que no podemos olvidarnos de realizar las visitas periódicas de mantenimiento, según el protocolo establecido por nuestro dentista o periodoncista. En caso contrario la enfermedad vuelve a reactivarse.

En ocasiones no se consigue este resultado de control total y en este caso la enfermedad avanza aunque de forma más lenta que sin tratamiento. Estos casos son:

– Formas muy agresivas como las que aparecen en niños y adultos muy jóvenes.

– Fumadores de más de un paquete al día.

– Pacientes con enfermedades generales como diabetes graves o que toman ciertos medicamentos.

 

Si usted acudió tarde al tratamiento o si su periodontitis no se ha podido controlar adecuadamente, es posible que haya perdido total o parcialmente sus dientes como consecuencia de la misma. En este caso es conveniente que reponga los dientes perdidos ya que las pérdidas dentarias no respuestas pueden favorecer la evolución de la periodontitis y disminuir la eficacia del tratamiento.

La mejor manera de reponer sus dientes es mediante prótesis fija apoyada sobre sus propios dientes, si estos pueden soportarla, o sobre implantes. Las prótesis removibles habitualmente perjudican a la encía y a los dientes remanentes, por lo que debe colocar si no existe la posibilidad de llevar prótesis fija.

La decisión del tipo de próteisis indicada en su caso debe tomarla su dentista y lleva una cierta complijidad, por lo que le recomendamos que se asegure bien antes de decidir y nunca confiar en quien no posea cualificaión adecuada.